Recordar Malvinas


Un día como hoy, hace 37 años, comenzaba la guerra de Malvinas, uno de los episodios más trágicos de nuestra historia contemporánea. Nuestro justo derecho a la soberanía sobre los territorios del Atlántico sur fue utilizado vilmente por nuestra dictadura y de ese modo, una guerra que nunca debió ser, tuvo lugar.
Lo sabemos, en las naciones modernas siempre, absolutamente siempre, la vía diplomática debe ser agotada in extremis. Y eso no ocurrió.  Las consecuencias de ese arrebato se tradujeron en  decenas de jóvenes argentinos muertos en las trincheras o ahogados en las aguas heladas del Atlántico.
La guerra de Malvinas fue, como suele ser llamada, una aventura militar, un intento por recuperar un honor perdido por parte de nuestro Ejército a través de un combate para el cual no estaba preparado. Sin pertrechos básicos, sin entrenamiento, con un armamento obsoleto, nuestros conscriptos fueron arrojados a la incertidumbre y al horror de la guerra. Y no solo eso, también maltratados  y humillados por muchos de sus superiores quienes en lugar de cuidarlos, aplicaron sobre ellos humillaciones y torturas
Nuestra última guerra dejó muertos y mutilados, familias entristecidas por la pérdida de sus seres queridos, historias de tristeza y dolor que seguimos escuchando,  además de la pérdida por muchos años de la posibilidad de seguir negociando una salida diplomática para resolver la disputa por nuestro justo derecho a esas islas.
Malvinas es una herida que aún no ha cerrado, es un golpe al corazón de todos los argentinos. Hoy, 2 de abril, hagamos memoria trayendo a nuestra memoria a todos y cada uno de los combatientes que nunca debieron morir en aquellas trincheras. Y reafirmemos, una vez más nuestro compromiso con la paz y la defensa de la vida.
Nunca más guerra.
Que Malvinas haya sido, para los argentinos, la última.

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