Hadijatou Mani en acción:

+ Es la primera ex esclava en emprender una acción contra un Estado
+ Su lucha anuló la práctica de la “quinta esposa” como esclava sexual
Níger es un país africano, excolonia francesa que obtuvo la independencia en 1960. Es el segundo país más pobre del mundo, detrás de República Centroafricana. Más del 80% de la población es musulmana. Esta breve ilación de datos no es casual: gran parte de la historia de vida de Hadijatou Mani se construyó sobre circunstancias económicas, políticas y religiosas ajenas a su voluntad.
El islam tolera la wahaya, una esposa “extraoficial” añadida a las cuatro esposas que permite la religión musulmana. Una persona convertida en wahaya es utilizada como esclava doméstica y sexual. Al mismo tiempo, en Níger la esclavitud está oficialmente prohibida. Aunque ilegal, la esclavitud es “legítima” en Níger, es decir: sigue siendo una práctica social amparada en la tradición. Y es aquí donde lo económico, lo político y lo religioso se encadenan en la historia de vida de una persona: Hadijatou fue, durante doce años, una esclava laboral y sexual.
Hija de madre esclava, Hadijatou nació en la esclavitud. En 1996, a sus doce años de edad, fue vendida por el dueño de su madre a un jefe tribal, que pagó por ella el equivalente a unos 500 dólares. Hadijatou lo pudo poner en palabras doce años después de haber sido esclavizada: fue adquirida “como una cabra” para ser sirvienta y concubina de su dueño, con quien tuvo tres hijos fruto de relaciones no consentidas, es decir, producto de las constantes violaciones a las que era sometida por el esclavista. Además de Hadijatou, el esclavista era “dueño” de otras siete esclavas.
En 2003, Níger prohibió la esclavitud. Fue entonces cuando Hadijatou mantuvo contacto con Trimidia, una filial de la ONG Anti-Slavery International. Trimidia le hizo saber al esclavista que, dado que en Níger recientemente había sido abolida la esclavitud, debía liberar a la joven. El esclavista “aceptó” su liberación, pero a cambio exigió que Hadijatou se quedara con él debido a que las esclavas liberadas se convierten, según la tradición, en las esposas de sus ex amos. La joven y la ONG decidieron llevar su caso a la Justicia de Níger, que decretó que el matrimonio era inexistente pues no había habido consentimiento o pago de dote.
Legalmente “liberada”, la joven, con el acuerdo previo de su hermano (porque la mujer en Níger no es “libre” como en las sociedades occidentales actuales, está subordinada al varón), se casó con un hombre de su elección. Entonces el esclavista, antiguo “dueño” de Hadijatou, recurrió la sentencia inicial y la acusó de bígama. En este caso, los tribunales de Níger, amparándose en las leyes tradicionales, dieron la razón al esclavista y condenaron a la joven, a su hermano y a su marido a penas de seis meses de prisión y al pago de una multa. Pero una vez cumplida la sentencia, Hadijatou denunció a su ex “amo” y al Estado de Níger.
En 2008, un tribunal internacional de la Comunidad Económica de los Estados Africanos Occidentales obligó a Níger a indemnizarla porque el Estado no cumplió con su deber de luchar contra la esclavitud y de protegerla como ciudadana.
Hace pocos días, en marzo de 2019, Hadijatou consiguió finalmente que el “matrimonio” con el esclavista, amparado en las “leyes tradicionales”, fuese declarado ilegal por el Tribunal de Apelaciones de Níger, además de que su matrimonio libremente elegido no constituía un caso de bigamia. Con este fallo, la Justicia de Níger no sólo anuló su caso sino la práctica de la llamada “quinta esposa”. De esta manera, tras más de una década de lucha en los tribunales, Hadijatou Mani se convirtió en el símbolo del fin de esta práctica de esclavitud doméstica y sexual.

La lucha contra la esclavitud continúa en África: en Níger hay en la actualidad alrededor de 43.000 personas esclavizadas, según Anti-Slavery International. La esclavitud como práctica extendida no sólo en Níger sino en otros países africanos como Nigeria y Mauritania, nos recuerda cuán lejos está de su efectiva implementación la Declaración Universal de los Derechos Humanos que en su artículo 4 expresa: “Nadie estará sometido a esclavitud ni a servidumbre, la esclavitud y la trata de esclavos están prohibidas en todas sus formas”.

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