Día de la mujer! Cecilia Grierson en Acción!

Cecilia Grierson en acción:
ü Fue la primera médica argentina
Fundó y dirigió la primera Escuela de Enfermería de Argentina
Presidió el Primer Congreso Femenino Internacional de la República Argentina


“¡Inclinemos nuestra cabeza ante Cecilia Grierson! Mujer inconmensurable en su labor difícil y hermosa, en su tarea ardua y pesada llevada por su enérgica e inteligente iniciativa. A ella se debe nada menos que:
La fundación de la ‘Sociedad de primeros auxilios’.
La fundación de la ‘Escuela de enfermeras y masajistas’.
La fundación del ‘Consejo Nacional de Mujeres’.
La fundación de una ‘Escuela Técnica del Hogar’.”
Así se expresaba la médica española Concepción Aleixandre en su ponencia “La mujer en medicina” durante el Primer Congreso Femenino Internacional de la República Argentina. Organizado por la Asociación Universitarias Argentinas y celebrado en Buenos Aires entre el 18 y el 23 de mayo de 1910, dicho Congreso Femenino Internacional fue presidido por Cecilia Grierson, la primera médica en recibirse en una universidad argentina en 1889.
Cuando aún era estudiante, fundó en el Círculo Médico de la ciudad de Buenos Aires la Escuela de enfermeras y masajistas, que en 1891 pasó al ámbito municipal de la salud pública. Por esos años (fines del siglo XIX), y pese a que no poseían conocimientos técnicos y profesionales para gestionar la asistencia sanitaria, las damas de la “Sociedad de Beneficencia” tenían injerencia en los asuntos de los hospitales y hospicios municipales. La impugnación de la intromisión de las damas de la Sociedad de Beneficencia en asuntos de salud pública se sustentaba en valores en torno a la educación científica, laica y de excelencia. Grierson afimaba que “no basta la buena voluntad para elegir ser enfermera”, de ahí que la fundación de la escuela en 1885 significó la profesionalización de la enfermería por medio de una educación sistemática, superior, abierta no sólo a mujeres sino a varones (mixta). Desde 1935 dicha escuela lleva su nombre:   “Escuela Superior de Enfermería Cecilia Grierson”.
La labor en el campo de la salud se articuló con su activismo socialista y feminista. Militante del Partido Socialista, se destacó en la lucha por la obtención de derechos civiles y políticos para la mujer. En 1899 asistió como delegada argentina al II Congreso Internacional de Mujeres que aconteció en la ciudad de Londres, donde fue designada vicepresidenta del congreso. Allí brindó la conferencia inaugural del encuentro, que abordó la “educación y trabajos de la mujer en la Argentina”.
Como integrante de la “primera ola feminista” de la Argentina, Grierson se comprometió con campañas públicas que garantizasen a la mujer el acceso igualitario al sistema educativo, el mercado de trabajo
y el campo de la política. En este sentido, junto con otras mujeres se pronunció a favor del sufragio femenino y de la reforma del Código Civil. Con respecto a la desigualdad jurídica, Grierson denunciaba que “las mujeres casadas tienen el estatus de niños en la Argentina”, hecho que gracias a la lucha feminista fue modificado en 1926: el Código Civil estableció que las mujeres podían “disponer de sus propias ganancias, formar parte de sociedades civiles o mercantiles, etc.”.
En 2019 las mujeres argentinas eligen estudiar la carrera universitaria de su preferencia (hay más graduadas que graduados), son titulares de cátedra, dirigen facultades y son rectoras de universidades. Pero a fines del siglo XIX la situación social de la mujer era sumamente desventajosa. Cecilia Grierson nos lo recuerda: en 1916, con motivo de un acto de homenaje ante su retiro jubilatorio, remarcó algunos de los obstáculos que padeció sólo por ser mujer. Allí rememoró que en 1894 concursó para ser designada Profesor Sustituto de la Cátedra de Obstetricia para Parteras de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de la Capital (actual UBA), cargo que quedó desierto:
“Fue únicamente a causa de mi condición de mujer que el jurado dio en este concurso de competencia por examen un extraño y único fallo: no conceder la cátedra ni a mí ni a mi competidor, un distinguido colega. Las razones y los argumentos expresados en esa ocasión llenarían un capítulo contra el feminismo, cuyas aspiraciones en el orden intelectual y económico he defendido siempre”.

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