¿Una Democracia que no resuelve los problemas de los argentinos?

Según un estudio de las consultoras Taquion y Trespuntozero, para los argentinos la democracia es preferible a cualquier otra forma de gobierno, aunque se la percibe incapaz de garantizar justicia social e igualdad de oportunidades.

 El informe denominado “Democracia viva”, se basa en 1.069 casos, telefónicos, recolectados entre el 17 y el 19 de enero. Indaga en los principales problemas que aquejan a los ciudadanos y que el sistema democrático no logra resolver. A los encuestados se le preguntó cuáles considera que son los principales problemas del país, los principales problemas personales y familiares. De las respuestas surge un interesante panorama para analizar. Las principales preocupaciones a nivel país son la inseguridad y la inflación con un 24,1% y 22,4% respectivamente. Y a nivel personal y familiar los encuestados señalan que sus principales problemas son la inflación un 37,6% y la desocupación un 13,5%. Al igual que en otros estudios, la inflación aparece como uno de los principales problemas a nivel personal pero también uno de los principales problemas del país. 

¿De qué nos hablan estas evidencias? Por un lado de la constante crisis de confianza en la economía del país, que afecta en la proyección de las familias, en la posibilidad de concretar deseos y proyectos. Estos indicadores dan cuenta de un deterioro de las condiciones de vida de los habitantes, una tendencia a profundizar la brecha social y perpetuar así condiciones de desigualdad social. 

Una vez más, las deudas sociales son percibidas como la principal deuda de la democracia. Los resultados difundidos ponen sobre la mesa los problemas que la democracia no logra resolver. En este sentido, ante la afirmación "La democracia es preferible a cualquier otra forma de gobierno", un 24% respondió “Poco y nada de acuerdo”, mientras que un 63% “Muy y bastante de acuerdo”. Y el 50% de los encuestados está “poco y nada satisfecho” en cómo funciona la democracia en Argentina. Son datos para tener en cuenta. Sin fortalecer las capacidades de respuesta y transformación real, sin calidad institucional, se pone en peligro la valoración de la democracia. Y sin un consenso social orgánico, puede generarse un caldo de cultivo donde las libertades individuales corran riesgo de desaparecer.