Situaciones de esclavitud en el trabajo rural

Este fenómeno se profundiza aún más en diversos sectores desde los cuales se pretende justificar el trabajo esclavo como una práctica tradicional, naturalizando de esta forma el trabajo forzoso desde muy temprana edad.


“El trabajo esclavo es uno de los flagelos sociales más complejos del mundo contemporáneo. Es el derivado de una economía perversa que acrecienta cada vez más desigualdad social” opina el actual presidente de la Fundación para la Democracia Internacional,Guillermo Whpei.

Algunos datos relevantes sobre la situación en las producciones rurales indican que la clasificación de “trabajadores rurales migrantes estacionales” utilizada en la investigación que la Fundación para la Democracia Internacional lleva adelante define la relación de explotación que se sostiene en zonas rurales. El migrante en el actual territorio argentino responde a relaciones sociales asimétricas de notable profundidad histórica.


“El estado de los obreros en el ingenio es mísero y desastroso, la explotación inicua y el trabajo brutal. (...) He visto en todo el interior la explotación. (...) El trabajo de la mujer y del niño se explotan con igual intensidad en Cuyo que en el resto de la República, y acaso más en la época de cosecha.” Fechada el 30 de abril de 1904, escrita por Juan Bialet Massé, la frase pertenece al histórico Informe sobre el estado de las clases obreras argentinas, señalado como el primer compendio de la situación de los trabajadores rurales del país. A pesar de nuestros avances como sociedad en materia legislativa, hoy la situación no ha cambiado demasiado.

Para volver a la investigación que impulsa Guillermo Whpei desde la presidencia de la Fundación para la Democracia internacional, el dato trabajado nos dice que no menos de un millón de personas se emplean anualmente en el sector, muchas de ellas se encuentran en condiciones de vulnerabilidad. Quedan expuestos entonces a situaciones de abuso y explotación durante su desplazamiento, residencia temporal y jornada de trabajo.

“Los cosechadores son llevados en camiones a las fincas como vacas. Y en muchos casos los trabajadores golondrinas están en carpas tipo circo donde duermen todos amontonados, cocinan con fuego al aire libre, sin luz y el agua se la venden. Acá los calores son mortales, lo que le agrega un condimento extra. Los baños no existen. La paga es un miseria, sólo para sobrevivir”, explica Diego Montón para el artículo del Página 12 escrito por el periodista Darío Aranda el 14 de febrero del 2011. El representante de la Unión de Trabajadores Rurales Sin Tierra (UST), organización que practica el trabajo cooperativo, alimentos libres de agroquímicos y el comercio justo todavía sigue funcionando al día de hoy en defensa de aquellos trabajadores rurales.



La organización tiene como objetivos mejorar la situación crítica que vienen sufriendo los campesinos, los cuales se ven obligados a trabajar en condiciones inhumanas, sin trabajos estables, sin salarios ni cobertura social, con ingresos muy bajos, y a veces con la privación de sus derechos humanos.

Organizándose logran trabajar para reactivar fincas, desarrollando espacios de formación y capacitación propios, trabajando en salud desde cada comunidad, incorporando medicina tradicional y rescatando los saberes populares en cada área de trabajo. Una producción de su es su vino “Campesino”, libre de explotación laboral.


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