Aporofobia, el rechazo al pobre.


Para que algo exista hay que poder nombrarlo. El principal aporte del libro de la filósofa española Adela Cortina “Aporofobia, el rechazo al pobre” (Paidós, 2017), consiste en identificar y ponerle nombre a una realidad social arraigada y muy antigua. Un problema que enfrentan las sociedades desarrolladas y que constituye un desafío para las democracias.

Cortina parte de una diferenciación: lo que suele llamarse “xenofobia” o “racismo” al rechazo a inmigrantes o refugiados, esconde una aversión que no se produce por su condición de extranjeros, sino porque son pobres.

En griego áporos es pobre. La aporofobia, es el neologismo que acuña para identificar ese atentado cotidiano contra la dignidad de las personas: el rechazo, el miedo, la aversión (la fobia) al pobre, al desamparado.

Esta ha sido elegida “palabra del año” 2017 por la Fundación del Español Urgente (tras haber elegido "escrache" en el año 2013, "selfi" en 2014, "refugiado" en 2015 y "populismo" en 2016). Sin dudas además de la novedad lingüística es interesante que esta problemática esté en el tapete, en un momento de fuerte aumento global de las desigualdades.

La autora, quien es catedrática de Ética y Filosofía Política de la Universidad de Valencia, señala que en las sociedades actuales, regidas por reglas de reciprocidad, el pobre no está en situación de poder dar, por ende quiebra ese contrato por el cual en la vida social todos dan “algo a cambio”. Consiste en un desafío para las democracias, dado que una parte de la población desprecie a otra y los considere inferiores es lo más contrario que puede existir a los derechos humanos y a la dignidad.

Destaca también como las prácticas periodísticas en torno a la pobreza y la exclusión social favorecen la transmisión de una imagen de criminalización de la pobreza. Estas prácticas generan representaciones deshumanizadoras de las personas en situación de extrema pobreza y crean una distancia simbólica entre “nosotros” y “ellos”.

Creo fundamental que se reconozca la vulnerabilidad y los derechos humanos de estas personas, que muchas veces son vistas como una amenaza, siendo en realidad víctimas del odio, la intolerancia, y de una forma aún peor de violencia: la indolencia.

Comentarios

Entradas populares